Habría que entregarles el premio a la permanencia. Hace casi 30 años –sí, tres décadas- que Las Canoplas tocan juntos. En algún momento ganaron un premio -1988- a la banda revelación en un programa de Tom Lupo. Así grabaron un disco (Bat Man) que no les hizo ninguna justicia. Y siguieron al margen del margen cuando el margen significa riesgo y no desidia.
Están afincados en La Plata, pero no son de ahí. Fueron la materia prima del nuevo rock (especialmente de Peligrosos Gorriones y otros), aunque nunca nadie se los reconoció, ni tampoco obtuvieron un empujón.
Vienen de tierra adentro: algunos de una localidad mendocina, otros del interior bonaerense. Hacen una música que hoy puede resultar reconocible en algunos aspectos. Sólo que ellos fueron los primeros y, entre tanta bandita nueva que viene de La Plata, vale la pena recordarlos (aunque eso suena a muerte y estos changos contra todas las leyes naturales siguen vivos). Un nombre extraño es siempre bueno para un grupo de rock. Y “Las Canoplas” no suena precisamente como “Soda Estereo”.
Un sustantivo atípico de entrada puede resultar una condena al ostracismo también. Sólo que todavía hay gente que entiende esto de la manera correcta: algunas cosas no deben hacerse para estar adentro de algo sino para mantenerse siempre afuera.
Angela Tullida tocó, al menos, dos veces con ellos. Extraña mezcla y buenos zapatos. Esos son los recuerdos
Para quienes aún no los conozcan aquí va algún material:
http://profile.myspace.com/index.cfm?fuseaction=user.viewprofile&friendID=170062351
1 comentario:
en el dorado
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