lunes, 2 de marzo de 2009

Ardiendo desde adentro (II)

(Continuación)

A los negros les encanta Marco Antonio Solis. En eso divagaba Lucas cuando subió a un taxi en Corrientes y Paseo Colón. El conductor a pesar de sus limitaciones dialécticas empezó a hablar. Alguna fuerza de la naturaleza parecería impedirles a estos seres de la calle mantener la boca cerrada. 

“Q, q,q,q,q, que,e, fenómeno Solís” dijo el conductor tartamudo. “T,t,t,t,tiene u,u,u,unos temas románticos  q,q,q, te hacen llorar”, agregó y, sin que Lucas le prestara mucha atención, tiró: “E,e,e,el m,m,mejor es uno que habla de cómo su mujer lo b,b,bancó c,c,c,cuando no era n,n,nadie”.

Qué mentiroso resultó Solís pensó Juan mientras reflexionaba sobre el hecho de que una mujer soporte a su hombre en las malas. Imposible, se dijo. “Cosa de negros” apuntó mentalmente

Lucas estaba maltrecho. Fumaba mucho. Los dedos amarillentos por la nicotina y la camisa a rayas arrugada y algo manchada no dejaban lugar a segundas interpretaciones. El tipo estaba hecho mierda. Su vida caía en picada. Después de haber saboreado las mieles del joven empresario exitoso, una palabra, una bestia que salía de su boca sin el menor filtro lo había arrastrado al bajo fondo humano. La última reunión como empresario había sido un fracaso.

 Después de ese episodio todo empezó a desbarrancarse. Las deudas se comieron las oficinas, los trajes, el auto, la casa y la autoestima. “Sorete”: el término diabólico había terminado con él. O casi. Había empezado un tratamiento psicológico cuando descubrió que no podía librarse de la palabra “sorete” y que ya le había traído demasiados problemas. El profesional de la mente, un manosanta más del oficio, recomendó cambiar de estilo de vida. Pero: ¿cómo cambiar algo que se ama? El problema era otro. La cosa es que dejó de decir “sorete” cada dos palabras. 

Por algún dispositivo mental perverso, ahora se le había pegado, añadido, otro término: “Negro”. A todo le decía negro. Todos eran negros. Y negras eran las perspectivas de su vida. Tenía que sacarse de encima eso. Y en eso estaba cuando en el taxi comenzó a apuntar mentalmente:  “Q,q,q, n,n,n,e,e,egro de mierda”. 

Solis sonaba en la radio y parecía reir.    

(Continuará, tal vez)

Acepto posibles descenlaces: ¿redención o muerte? 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Algo descolgado de hace unos años

Los Exterminadores

Humo toxico, venenoso y asfixiante, entrando por las fosas nasales y la boca hasta los pulmones, que lentamente van contaminándose... Nudillos ensangrentados y huesos rotos, de tanto golpear con trompadas y patadas las paredes; en un ultimo intento desesperado de huir del humo y las llamas... Gritos e insultos, hacia sus verdugos, corridas a ninguna parte, desmayos generalizados, poca visibilidad, tropezones con cuerpos tendidos en el suelo, agonizando o ya sin vida... Últimos suspiros envenenados y sensaciones mezcladas, “Mi familia”, “No quiero morir así”, temor y odio. Desesperación, agonía y muerte...Morir tres veces marginados, encerrados y quemados; es lo que les sucedió a los 33 presos masacrados en el pabellón 16 del Penal de Magdalena.
Esta historia como todas tiene su inicio...
Era la tarde del sábado 15 de Octubre del 2005, y la “La ranchada” comienza a agitarse, y con razón; luego de que un oficial en jefe amenazara con quitar el domingo de visita, si no se calmaban. Los presos protestaban por las humillaciones que recibían sus familiares, en la requisa obligatoria para ingresar al Penal; luego de viajar horas, pasar frió, calor e interminables .las los familiares tienen que desnudarse y degradarse frente a cualquier carnero de turno, soportan continuas verdugeadas y les permiten entrar la comida que a ellos le venga en ganas ese día. Llegan las once de la noche y los reclamos continúan, así que el jefe da la orden de
Entrar a “calmarlos”, irrumpen violentamente un grupo de guardias armados y comienzan a reprimir, reparten sin piedad balas de goma, tirando al rostro, el pecho, las piernas y a todo lo que se mueva; alguno presos prenden fuego almohadas y ropa para arrojarles
a los sicarios en forma defensiva tras la brutal represión.
El fuego alcanza un colchón y comienza a expandirse rápidamente, los carceleros retroceden
y como ultimo acto de cobardía cierran con candado el único acceso de salida...
Esta historia como todas tiene su nudo...Una breve historia dentro de otra: Un burgués
en su casa de verano, sufre la aparición de un
inadaptado panal de abejas, aparentemente formado en el crudo invierno y decidió instalarse en su confortante tinglado; perturbando así la paz acostumbrada de su familia. Luego de varios intentos de sacarlo, con escobazos, piedrazos y palazos se dio cuenta
que, definitivamente eran más inteligentes y violentas defensivamente que él. El gordo, ya frustrado, decide llamar a un especialista en materia: El exterminador. Sus herramientas de fumigación son modernas e infalibles en estos casos. Una ves en la casa, el exterminador comienza a trabajar rápidamente, en estos días tiene demasiado trabajo; comienza protegiéndose con los elementos adecuados y prosigue disparando veneno contra as abejas primero, para terminar quemándoles el panal. Satisfecho el cerdo: Paga por su trabajo y este se
retira a uno nuevo. Rápido y eficaz como a el le gusta. Por fin se podrá sentar nuevamente a disfrutar de su manjar con su familia y pasar el veranito en paz...
Pero a la naturaleza no la podrá evitar por mucho tiempo, pues, en el crudo invierno volverá a rebuscárselas y formara un nuevo panal para volver a romper la paz de su casa, su manjar y veranito...“Los centinelas apuntaban con los fusiles desde su garita, por si algún preso intentaba escapar...” cuenta un preso que pudo escapar, del fuego, a la sartén nuevamente. Para ellos abra sido un día muy entretenido seguramente; por que no encuentran nada más divertido, que dispararle por la espalda, a un preso en fuga...
Los medios burgueses, no tardaron en echarles la culpa a los “inadaptados” presos, como a la bengala diabólica en Cromañon, o los agitadores sindicales en Haedo; y también se encargaron de apaciguarlo como al 20 de Diciembre. Siempre encaminando a la “opinión publica” –esa masa de ignorantes, idiotizados por “el que dirán” y responsables directos de su encierro-, hacia una noticia más rentable, según la época, época de violadores seriales, secuestros extorsivos, maltrato a los ancianos, piqueteros molestos, en fin, sorprendiendo con temas que diariamente suceden y estos zánganos lo acomodan, según sus ganancias e ideología. Pero aun así, no hacen gran esfuerzo para controlar la mente domesticada de esta sociedad...
Exterminaron a 33 familiares, amigos conocidos y desconocidos, nuestros y de varias personas más. 33 presos quemados vivos esa noche en el Penal de Magdalena. Miles mueren a diario en todo el mundo, millones sufren la agonía que genera el encarcelamiento y estos comparten su agonía con cientos de millones de familiares, amigos, conocidos y desconocidos. Desde la niñez, la solidaridad siempre fue, lo que nos enriqueció la vida cotidianamente, en esta miserable sociedad en la cual crecimos; pero más allá de la ayuda mutua o de dar sin
recibir, nadie puede afirmar que nunca estará preso o calcinado en un ataúd como ellos, y no nos vendría nada mal una mano o una lima de la calle, de adentro o de algún familiar, amigo, conocido o desconocido...
Esta historia como todas tiene su desenlace: ¡Venganza!
En este caso como desconocidos nos solidarizamos con ellos, por que a eso apuntamos: A la solidaridad... Apuntamos y disparamos, a eso y a la cabeza del burgués, el centinela y de ¡Los exterminadores!

Anónimo dijo...

UPA!