domingo, 28 de septiembre de 2008

Cara de boludo


Un nombre pomposo que encierra malvados sortilegios. Un avance científico que nos catapulta muy hacia atrás en el tiempo y la historia. Una discusión académica cada vez más grosera. Y miles de adherentes y detractores.
Ya deben haber escuchado por ahí algo sobre la “neurociencia”. Suena bien. Nada con ese nombre podría resultar una fantochada. Y no lo és. Pero abre una controversia estrepitosa de la que, por ahora, escuchamos poco.

El otro día en un programa de televisión, ese de “Argentina para (des) armar” , la atildada conductora presentaba a las promesas intelectuales del país. En la mesa había un muchacho de apellido Sigman (intuyo familiar del magnate de la industria farmacéutica, Hugo). El chico, ya grande, se había especializado en “neurociencia” y, claro, después de vivir afuera, decidió volver al país. Obviamente, todos los que acompañaban la charla de café televisada nunca preguntaron qué clase de porquería vende la “neurociencia”.

Y el tema no es broma (http://es.wikipedia.org/wiki/Neurociencia).

Carl Marx intentó demostrar que los hombres son moldeados por los condicionamientos sociales: la persona se forma de acuerdo a su ubicación o desubicación en el terreno económico y social. Sigmund Freud, en cambio, dijo que la explicación de porqué algunas personas son como son hay que buscarla en el patio trasero: el subconsciente y las vivencias de la infancia, con Edipo, como nudo fundamental de la construcción de la conducta.
Bueno, señores y señoras: todo eso es pura mierda según la neurociencia (de gran profusión en los Estados Unidos).

Caído el Muro de Berlín y los regímenes comunistas, Carl Marx perdió terreno; la atomización y la ridiculización del análisis psicológico es observado hoy casi como una práctica de brujería barata. Entonces, ante la fatal idea de no contar con alguna disciplina para explicarnos, pues alguien dijo: “neurociencia” (lo repito muchas veces así les queda grabado el término).

A esta altura se preguntarán por qué demonios no explico qué és. Y es que no lo sé.

Pero, hasta donde pude averiguar, la cosa viene, más o menos, de este modo: a través de algunas experimentaciones más profundas sobre los neurotransmisores y la conformación cerebral, estos científicos, llegaron a la conclusión de que los seres humanos vienen programados de fábrica. Es decir que ni el contexto social, ni las cagadas que pueden haber hecho los adultos con los niños tienen mayor ingerencia en la conducta futura de las personas.

Según esta gente, que con matices comparte la misma idea, las determinaciones genéticas de los seres humanos son las culpables de que alguien, por ejemplo, decida ir matando gente por la calle o que quiera meter en su casa todos los gatitos de la calle.
El razonamiento es peligroso. Sucede que los descubrimientos que esta gente dice certificar podría develarnos aquella duda fundamental de “tiene cara de hijo de puta... ¿será o no? ”.

Con la diferencia de que todo aparecerá acompañado de estudios, papeles y documentación seria. Incluso, con el ritmo de avance de esta disciplina, no sería descabellado pensar en que el sistema adopte los conocimientos para segregar o adoptar en su seno a ciertas personas de acuerdo a su construcción genética (imaginen la carita que hubiera puesto Adolf frente a estos hallazgos).

Ah, me olvidaba de algo importante… ¡no saben la cara de boludo que tiene ese Sigman! No, no es ningún boludo... debo añadir.
Música para poner mientras leen esto: http://es.youtube.com/watch?v=GYyOkQUyJZM

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Franco, te cuento que por mi deformación profesional suelo cuestionarme ambas posturas descriptas en tu ensayo. Pensar que las personas son genéticamente susceptibles y desconocer el entorno y sus historias es tan errado como pensar que el entorno y sus historias los hace independientes de su genética. Solo pienso en dos modelos diferentes pero parecidos. Ortega y Gasset y el modelo de Darwin. Para ponerlos en términos futboleros yo y mi circunstancia por un lado y el clásico de Mendel, Fentipo = genotipo + ambiente + interacción genotipo por ambiente. Creo que la similitud entre ambos pensamientos está en el término interacción genotipo por ambiente.

Fuerte abrazo.
Gonzalo Irisarri