"Hay podrido". Una frase así, escrita con tiza sobre un pizarrón al costado de un camino, no puede -ni debe- dejarse pasar. "Carnada viva", dice más abajo en el anuncio, y entonces, es mejor acercarse al extraño puesto a ver qué pasa.
Una mirada morosa del otro lado del mostrador nos indica unos vasitos de plástico con tierra: "Lo mejor para vos va a ser la lombriz", sugiere. Bien, entonces, la cosa es con "la lombriz". Nos llevamos uno de esos vasitos medio escondidos entre las ropas y partimos, junto con DF -tecladista y artífice de Satélite Kingston- a buscar la mojarra gigante, una extraña especie muy codiciada entre los pescadores.
Después de muchas vueltas llegamos al sitio. Un riacho, al cual, accedimos después de trasuntar bares de mala muerte y de emborrachar a viejos guías de Gualeguaychú con el fin de que dejaran caer el dato. La tarea fue difícil, pues, el mejor lugar, ahí, donde la gran mojarra aguarda voraz, no se entrega tan fácilmente y menos a dos forasteros con cara de nada. "No, flaco, pero eso sale con pasta", nos anuncia uno de los expertos. Ahhh! Nos cagaron con la lombríz.
La pesca es una actividad extraña. ¿Qué pasa por la cabeza de un tipo que espera horas y horas a que se mueva la puntita de una vara? No sé. Lo que sí sé es que en la Argentina se practica muchísimo: hay excursiones que salen hasta desde el Obelisco. Las combis aceleran de madrugada cargadas de gente, en su mayoría hombres, con rostro serio. Llevan siempre una caja como de herramientas y varias cañas envueltas en lonas; tal vez, añaden una botella de ginebra y la mayoría de estos tipos son pelados. Todos, según puede intuirse a simple vista, saben un poco más que el resto y, se supone, que dentro de sus cabezas nadan los peces que van a capturar un poco más tarde -para no defraudar a la patrona que los dejó escapar-.
Estoy hablando, por supuesto, del pescador raso, el de la carnada "podrida" y "viva", y que odia a aquellos que quieren transformar a esto en un deporte de elite tipo, "pesca con mosca", con catch and release, con señuelos sin olor, sabor, ni mugre.
La carnada "podrido" consta nada menos que de tripas de pollo infestas de varios días o meses; "pasta" es una mezcla de granos de maíz -aunque parezca increíble los peces comen eso- con una excecrante sustancia pegajosa y la "viva" son pequeños animalitos -crías de peces también- que se pinchan en el anzuelo como vienen. Son personajes oscuros los pescadores.
Siempre me atrajeron como espectros de la "vida simple" y decidí volverme uno de ellos. No lo conseguí del todo. De más está decir que jamás apareció la mojarra gigante y sólo quedó esta foto sacada por DF para hacerle honor a la "pesca" que aparece como tema en la bajada de este blog
*Para quienes quieran chusmear la relación del rock con la pesca aquí va un capítulo de "Fishing with John": el mejor programa del género. Los parecidos del relato anterior con esto son, obviamente, un gesto. Aquí John Lurie, saxofonista y actor -"Bajo el peso de la ley", por ejemplo- lleva a pescar nada menos que a… Tom Waits http://www.youtube.com/watch?v=XUCuAgFjcM8
2 comentarios:
Es que Tom... waits!
El pez por la boca muere. Se trague lo que se trague. En fin. ¡Logré entrar, querido! Muy bonito. Tengo que volver al trabajo, así que te dejo con la siguiente reflexión: Nihil humani a me alienum puto.
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